sábado, 30 de enero de 2010

El vacío del periodo de exámenes

El aburrimiento se hace presa de mi en estos días donde apenas nadie toma asiento en mi espacio. Tan solo un par de desconocidos pasaron no más de un par de horas conmigo, lo suficiente para que grabaran en mi piel algo que no entendí pues era una letra de tamaño minúsculo e ininteligible. Seguramente se tratara de eso que llaman “chuleta”.

Siempre me ha llamado la atención ese mecanismo de defensa de los “humanos” ante los exámenes. Unos seres que parecen tan desarrollados y que, sin embargo, siguen recurriendo a escribirse en las sudorosas manos palabras que finalmente acaban trasformadas a la hora de la verdad. Aun recuerdo el caso de un estudiante que en un examen de literatura entre tantos datos en su mano tenía uno que decía “La obra “La casa de Bernarda Alba” es muy conocida”, pero con los nervios, el sudor,..., acabó siendo “Pobre, la cosa de Bernardo al alba estaba encogida”. No os quiero decir nada sobre como le fue en el examen.

Pero el tema “chuletas” ocuparía muchos días más puesto que tengo miles de anécdotas, es inimaginable todo lo que vemos y vivimos las mesas y tal vez otro día siga contando más cosas. Sin embargo, hoy se trata de resaltar el vacío que en esta época sentimos las mesas porque nos falta algo, me falta mi Silvia, a otra le falta su Verónica, otra añora a su Sheyla,... Y aunque sabemos que regresarán la aulas se vuelven muy frías y oscuras en estos días. Pese a ello solo puedo decir “suerte Silvia, demuestra que formamos un buen equipo y que el tiempo juntas da su fruto”.

Pd: la de la foto no es Silvia, no la expondría así ante nadie. Sus imágenes, secretos,..., me los guardo pues al final una crea fuertes lazos con ciertos "humanos".

sábado, 23 de enero de 2010

De la parra a la parrilla

Día extraño el del pasado jueves pues tras hacer públicas mis palabras y experiencias Silvia quiso cambiar de lugar y abandonarme. Fueron segundos donde reconozco mi madera emanó unas lágrimas resinosas de tristeza, pero finalmente decidió continuar en mi espacio. Parece que después de todo nos necesitamos mutuamente pues reconozco que poco a poco se le ha cogido lo que los “humanos” denominan afecto.


Apenas minutos más tarde, como si se quisiera disculpar por su intento de abandono, Silvia grabó sobre mi piel unas palabras “estamos en la parra”. Creo me quiso dar a entender que había sido un mero lapsus fruto de las risas anteriores al examen que la esperaba. Me sentí afortunada de tenerla conmigo un día más.


Llegó la temida hora del examen y, como si de piedras sin sentimientos se tratara, nos sortearon a mis compañeras y a mi variando nuestros compañeros de espacio habituales. Los exámenes exigen un esfuerzo extra por nuestra parte: debemos soportar más grabados en nuestras pieles de lo habitual, ocultar unos papeles con letras de tamaño ínfimo, intentar no emitir ruidos cuando los “humanos” se mueven nerviosos,...


Según mis compañeras más cercanas a las ventanas incluso en el exterior hubo un incendio que para nada alteró el ambiente de la clase, como se nota que ellos en caso de que el fuego se acerque pueden salir corriendo pero nadie se acuerda de nosotras. Lo peor de todo es que el examen terminó y las clases se suspendieron con lo cual Silvia estará ausente unos días y en el fondo se la echará de menos. Espero que pronto vuelva a estar conmigo pues es la única que rompe la monotonía de mis días.

miércoles, 20 de enero de 2010

El reencuentro

Una mesa ve pasar por ella año tras año multitud de esos seres llamados "humanos", lo que con el paso del tiempo son millones de dichos especímenes. Algunos pasan tan solo una vez, otros repiten cierto tiempo pero al final todos acaban desapareciendo. Su vida, al contrario que la nuestra, no pasa por permanecer en un sitio fijo demasiado tiempo.

Tras la época veraniega donde nos dejan descansar de sus voces, roces, golpes,..., siempre llega una nueva hornada de "humanos" que toman lugar y se asientan en nosotras las mesas. Sin embargo, este año la sorpresa vino precisamente con esa "nueva" remesa de seres "humanos". Resultó que entre ellos había caras conocidas, resultó que a mi volvió una antigua residente de mi espacio "Silvia". Aunque seguramente ella no se haya fijado en mi pues su mero transito de unas a otras de nosotras les hace no darnos importancia pero para nosotras cada nuevo residente nos deja miles de historias y recuerdos.

Así pues iré plasmando aquí algunas de las cosas que ocurran entorno a mi y Silvia pues quien sabe si al final se convierta en una residente permanente de mi espacio. Su regreso fue inesperado y qué mejor que recoger aquí todo aquello que sucede y que, seguramente, para ella pase desapercibido para que algún día quizás pueda darse cuenta de lo que vivió.